La vida detrás del velo ( retrato de un exilio)

Juan Jose Saer decía que cuando vemos la transformación es que esa transformación se ha ido produciendo antes, cuando vemos el cambio podemos decir que las transformaciones ya forman parte del pasado.Hago una buena defensa de esa teoría, pues me tomo a mi mismo como un ejemplo.Para explicar por qué estoy hoy acá, debería remontarme quién sabe hasta cuando. Tal vez nunca llegue a explicarme del todo, o a conocerme del todo, pero si que puedo dar fe de momentos cruciales en mis transformaciones.Sin embargo el problema es que es hoy cuando puedo dar fe y defender, y no ayer. ¿ Qué quiero decir con esto ? quiero decir que durante toda mi vida me fui desconociendo, caminando como un caballo sin poder mirar hacia los costados. Y una vez que esto se hizo evidente, todo lo que pase en tiempos anteriores tomó forma, y no es que no lo haya visto, sino que no lo supe interpretar.

 La primera vez que se me vino a la mente la posibilidad de ser gay, fue alrededor de los 11 años, y en un anacronismo grotesco, pues jugaba yo con muñecos y creaba historias, y a menudo me imaginaba personajes desnudos. Nunca le dí importancia hasta que una vez me detuve en seco y dije : " momento, ¿no seré gay ?". Y fue simplemente eso, una frase en un pensamiento efímero.Nada me altero, ni nada me cambió.A veces cuando iba a la escuela, y pensaba en alguna compañera, sentía como un nudo en el estomago y me preguntaba si eso era las famosas mariposas que tantas veces hemos escuchado.A mis 12 años, se me declaro por primera vez una chica. En una noche de adolescentes, nos dejaron solos en un banco, a la espera de que algo pasase, y obviamente, no pasó nada. Después  de eso, tuve un poco de suerte,( y no tanto ) : mi grupo de amigos de la escuela durante esos años era bastante asexual. Nos dedicábamos más a jugar al futbol o a otras cosas que a hablar de mujeres.a los 14 uno de nuestros amigos " transó " por primera vez, y, siguiendo con la regla americana, nadie podía dejarse estar demasiado. Gracias a un trabajo de mi padre, tuvimos que viajar con la familia durante todo el verano. Ahi tal vez nacería el camino que elegí durante mucho tiempo, y que tan mal me hizo : el camino de la mentira.Al volver a mi pueblo, yo ya era el último de mis amigos, que no habia hecho nada con una chica, y por supuesto, eso no podía ser.

 ----------------------------------------------aclaración-----------------------------------------------------------     

  No podía ser no por miedo a que se descubriera que yo era gay. No podía ser porque no me resignaba a ser el peor en algo, o a ser más feo o a lo que fuere. Yo no me consideraba gay.

-----------------------------------------------------fin de la aclaración----------------------------------------------------

Y como no podía ser, dije que durante ese verano, había transado con una chica ( hubo una chica que gustaba de mí pero nada pasó ).

A partir de allí mi vida se hizo bastante más tensa. Era de esperar que las hormonas finalmente tomaran el control de los cuerpos de mis amigos ,mientras yo estaba desprotegido en el sinsabor de una vida adolescente. Mi vida gay era prácticamente nula, y cuando no era nula, era patética.Por ejemplo me gustaba cambiarme en frente de algún amigo, o intentar verle la pija cuando meabamos. Ese tipo de cosas que no tenían un fin concreto, y que, por alguna razón, tampoco me evocaban a un ser gay. No me hacia la paja pensando en estar con algún chico porque eso me daba asco. Tenía, más allá de los biológico, dos hemisferios que nunca se tocaba entre si. El " común ", el heterosexual, más desarrollado, más al aire libre. Y el gay, infantilizado, inocente, inmaduro.

A superar estaba el problema de las minas. Cómo sobrellevar el lado hetero sin serlo. Como he dicho, mis amigos fueron siempre un poco quedados ( aunque bastante "cool " ) y, al igual que yo, no tenían novia. Eso solucionaba un problema. El otro problema , el de los boliches, lo tenía que solucionar yo a sangre sudor y lagrimas. De vez en cuando se me acercaba una mina y hacía mi trabajo fácil; y otras veces, cuando ya había pasado mucho tiempo desde mi último beso, inventaba alguna que otra mentira.

Así fue pasando el tiempo. Disfrutaba de mi vida de joven cuando las mujeres no estaban demasiado involucradas. Nunca nadie dijo nada sobre mí, o al menos nunca lo escuché.

En el último año de escuela, llegó el tiempo de la virginidad, aunque sin embargo, no fue tanto problema para mi, como si había sido el tema del transe. Mis dos amigos mas cercanos, la perdieron casi a fines de año, ambos en el prostíbulo. En bariloche no hubo más que besos.

Todo quedó allí. La secundaria se terminaba, y sabía que tenía que estar triste, pero no lo estaba tanto. Había sido una época híbrida, sin sabor, sin fuego, sin nada más que permanecer. Yo aún en ese entonces, no me hacía demasiadas preguntas.Suponía que eso era así, que así se sentían los hombres por las mujeres, y que esa era la " época dorada " de la que todo el mundo hablaba...la mejor época de mi vida.

A lo único que tenia miedo era a mi futuro. Pues era tiempo de tomar decisiones, y yo no sabía que hacer.

Sigue en parte 2